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Amigos de cuatro patas que generan recuerdos

Son las cuatro de la tarde de un lunes del mes de mayo. Lennon se sube al coche con la agilidad que caracteriza a un perro de intervenciones Rebican. Sociables, alegres y también un poco trastos, todo sea dicho.

Llegamos a las inmediaciones del centro de día, cogemos el material y vestimos a Lennon con un chaleco de trabajo. Subimos unas escaleras y entramos a una sala de color blanco donde ocho usuarios nos esperan con inquietud.

Algunos de ellos hace tiempo que luchan contra el Alzheimer, otros presentan demencia y la mayoría cuentan con limitaciones físicas propias de la edad. Hace tres meses ni siquiera se conocían, pero hoy todos sienten la pertenencia a un mismo equipo, un grupo en el que intervienen y del que cuidan tanto dentro como fuera de la sesión.

Hoy todos saben que día es, saben que es lunes, y también que Lennon vendría a visitarlos. Los usuarios saludan por orden a su amigo de cuatro patas, que se muestra contento y confiado con cada caricia recibida… Como cada Lunes, Sofía ha robado un trozo de pan de su desayuno para dárselo a escondidas a Lennon, como si nadie les viera, como si se encontraran solos en la sala… y es que en realidad… las cosas son más divertidas cuando infringimos alguna norma, no?!

Una vez que hemos conseguido un ambiente distendido en la sesión, comenzamos con los ejercicios.

Hace unos meses que los profesionales del centro habían estado practicando una actividad con el grupo, pero a Jose siempre le había parecido inútil e innecesaria. Los usuarios debían ponerse en dos filas enfrentadas, mantenerse de pie y colocar un aro en posición vertical, pasándoselo posteriormente al compañero que tenían enfrente; todo ello implica practicar motricidad fina, equilibrio y coordinación; toda una proeza cuando tienes una determinada edad y no le encuentras un fin ni una motivación concreta al ejercicio; esto hace que el interés por realizar el proceso a la perfección sea bastante limitado.

En esta ocasión, nuestra experta en intervenciones asistidas con animales Rebican reta a los usuarios ¿cuántos creéis que Lennon será capaz de pasar por una hilera de aros? Enseguida se abre el debate en la sala ¡hay que comprobarlo! Los usuarios se ponen en pie y colocan los aros según nuestras instrucciones precisas… a nuestra señal… ¡Lennon ha pasado bajo los aros! pero… ¿Qué pasará con los usuarios que tenemos en la fila de enfrente? ¿Serán capaces de que el peque pase por ellos sin problemas? ¡Lancémosles los aros para comprobarlo!

Parece que la actividad les ha gustado… incluso una de las usuarias se ofrece como voluntaria para recoger los aros y poder comenzar con el siguiente ejercicio, así que nuestra experta en IAA aprovecha el inciso para pedirle que solo nos acerque los de un determinado color y nos diga qué otros objetos recuerda de esa tonalidad, lo que nos dará pie para el siguiente ejercicio programado con Lennon… ¡la discriminación de colores!

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