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Los perros y la llegada de un bebé

Es inevitable que la llegada del nuestro bebé, sobre todo si es el primero, nos absorba la mayor parte de nuestro tiempo, así que es muy conveniente que empecemos a preparar nuestras mascotas para tal acontecimiento.

Mientras el bebé y la mamá están en el hospital es importante no dejar solo a la mascota, si por cualquier circunstancia no podéis estar con él dejadlo con algún familiar o amigo.

Llevad alguna toalla o manta con el olor del bebé a casa, acariciadle y dadle premios mientras se la mostráis y él la huele con toda la tranquilidad del mundo. Nunca premiéis una excitación, un nerviosismo o algo que no sea la calma total del animal.

También podéis llevar a la mascota al veterinario para limarle un poco las uñas. Así evitaremos que pueda arañar al bebé si, por accidente, le tocara con las patas.

Asegúrate de que nuestro perro no muestre ningún comportamiento agresivo hacia los niños, o adultos o de que no haya presentado ningún comportamiento cazador hacia pájaros, gatos o cualquier otro mamífero. Si la respuesta es que sí, nuestro consejo es que acudáis a un educador canino para fijar un plan de trabajo, en Rebican estamos especializados en miedo, estrés y comportamientos agresivos, si este es tu caso, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. 

Si la respuesta es que no, hay que tener en cuenta que el perro va a recibir menos atención que antes, lo que se podría traducir en que empezará a mostrar conductas para llamar la atención o bien por puro aburrimiento: destrozar cosas, hacer agujeros en el jardín, etc.

En el primer contacto mascota- bebé es importante actuar de la forma más relajada posible para evitar transmitir excitación a nuestro perro. Jamás debemos castigarle por querer investigar al bebé, ya que podría asociar la presencia del niño como algo negativo.

Si vuestro perro se acerca al bebé y lo huele de forma calmada, debemos premiarle con caricias y palabras suaves. Si las cosas han ido bien, es preferible no alargar en exceso el primer contacto. No debemos forzar la interacción entre el perro y el bebé, sino que el proceso sea gradual, incluso si el perro no quiere saludarlo u olerlo no debemos obligarlo, es muy importante que él/ ella vaya cuando quiera.

Para evitar que el animal se sienta desplazado, es importante que cuando nuestra mascota esté con el bebé le prestemos atención, caricias, juegos, premios, juguetes… que nos comportamos con el como siempre hemos hecho.

Es muy importante que nuestra mascota tenga su cama y su comedero/bebedero, en un sitio tranquilo, para que cuando se sienta agobiado por los llantos del bebé pueda refugiarse en su sitio preferido.

Cuando nuestro niño/a tenga una edad de unos 2 o 3 años es buen momento para enseñarle a tratar a nuestras mascotas, ellos tenderán a tratarlos como si fuesen juguetes porque aún no comprenden que sus hermanos peludos sienten dolor o sufrimiento.

Es importante enseñar al niño qué zonas del perro no conviene tocar y qué fuerza debe aplicar. Si utiliza una fuerza excesiva, apartaremos su mano y le enseñaremos, cogiendo su mano con la nuestra, cómo acariciar al perro con mucha suavidad. Si bien la comprensión verbal del niño a estas edades es limitada, es recomendable explicarle qué es todo aquello que ve y que toca, no siendo recomendable dejar al niño sólo con la mascota hasta que esta tenga la edad suficiente como para entender cómo debe manipular y relacionarse con el animal. Debemos comprender que pese a que el animal no presente problemas de comportamiento, una brusca manipulación podría provocar un comportamiento agresivo por parte de este al sentir dolor o sentirse atacado. 

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